lunes, 30 de abril de 2012

Tú.

Hay personas. De todos los tipos. Altas, bajas, gordas, feas, arriesgadas, tímidas, encantadoras, odiosas, y hasta enfermizas. Pero de algo estoy segura. Como tú no hay nadie. No. Por mucho que te empeñes en decirme lo contrario, o a echarme en cara que no te valoro, eres lo más grande que jamás voy a conocer. Tú. Siempre sonrío cuando leo algún mensaje tuyo, o cuando simplemente veo una foto en la que sales. Eres tú, mi pequeño, aunque la persona más grande que jamás he conocido. Te quiero más que a nadie y a nadie en este mundo. Siempre he soñado en abrazarte, y no soltarte. En besarte, y no terminar jamás. En estar contigo, y que no me importe lo demás. Eres tú. Simplemente eso.

domingo, 5 de febrero de 2012

Te quiero...

Un te quiero puede tener infinidad de significados; te quiero ver, te quiero hablar, te quiero abrazar, te quiero besar.. Pero realmente cuando te das cuenta de que es esa persona, la que te ha cambiado la vida, la que hace que veas la vida de otro color, la que te hace sonreir todos los días, la que piensa en ti a todas horas, la que lo daría todo por ti.. ese es el momento en el que te das cuenta del verdadero significado de un te quiero.

martes, 17 de enero de 2012

Donde aprendí que se podía llorar también de alegría

Podrás gritar, podrás huir, llorar, berrear, saltar, o chillar hasta quedarte afónica. Podrás darte cabezazos contra la pared, podrás arañar el suelo hasta que te sangren las manos. Podrás correr hasta estar exahusta, podrás dormir hasta que te duela la cabeza o dar vueltas hasta marearte. Podrás comer hasta engordar, beber hasta explotar. Podrás encerrarte en tu habitación hasta aburrirte, podrás dejar de comer hasta morir de hambre, o aguantar la respiración hasta ahogarte. ¿Pero sabes? Va a seguir doliendo mientras lo recuerdes.

martes, 13 de diciembre de 2011

Podrías decirme que esto te esta matando, igual que me esta matando a mi.




Venga hagámoslo rápido. Que más dará un segundo más que uno menos dirás. Morir joven que dentro de unos años. Venga ya. ¿Finales felices? Já. Estúpidos idiotas creyentes de historias Disney, ojala los metan en una nevera como a su supuesto creador. A lo que íbamos. ¿Acabamos de una vez o qué? ¿Sientes ese repiqueteo en tu cabeza? Cobarde. Cobarde. Cobarde. Cobarde. Cobarde. Cobarde. Cobarde. Cobarde. No tienes valor suficiente y nunca lo tendrás. Tic tac, aquí seguimos con lo mismo. Joder, ¿tanto te cuesta?
Sólo tienes que apretar un poco y...
¡BANG!

Nuestros corazones están unidos.

Sueña. Ríe. Se inmensamente feliz.
Este contigo hoy, o este contigo mañana.
Tocate el pecho, pon la mano ahí en el lado izquierdo.
¿Lo oyes? Soy yo, te estoy diciendo con un simple -pum,pum- que te amo más que a nada.

El amor no responde a razones.

Creces, experimentas, aprendes, crees saber cómo funcionan las cosas, estas convencido de haber encontrado la clave que te permitirá entender y enfrentarte a todo. Pero después, cuando menos te lo esperas, cuando el equilibrio parece perfecto, cuando crees haber dado con todas las respuestas o, al menos, con la mayor parte de ellas, surge una nueva adivinanza. Y no sabes qué responder. Te pilla por sorpresa.
Lo único que consigues entender es que el amor no te pertenece, que es ese mágico momento en que dos personas deciden a la vez vivir, saborear a fondo las cosas, soñando, cantando en el alma, sientiéndose ligeras y únicas. Sin posibilidad de razonar demasiado. Hasta que ambas lo deseen. Hasta que una de las dos se marche. Y no habrá manera, hechos o palabras que puedan hacer entrar en razón al otro. Porque el amor no responde a razones.